En primer lugar, los móviles se han convertido en una acompañante más del día a día de los y las adolescentes. Esto ha comportado muchas ventajas, pero también está suponiendo nuevos retos para las familias. Entre los diferentes desafíos, cada vez está despuntando más el referente a la nomofobia. Poco a poco está siendo más común que se publiquen artículos donde se utiliza este término, pero ¿qué significa exactamente? ¿Qué causa la nomofobia? ¿Cómo puede la nomofobia afectar a los y las adolescentes? ¿Qué pueden hacer las familias para ayudar o prevenir la nomofobia?
¿Qué es la nomofobia?
La nomofobia se refiere al miedo irracional a separarse del teléfono móvil (un término relativamente nuevo que se ha popularizado en los últimos años). Por esta razón, puede mostrarse con un amplio espectro de manifestaciones físicas tales como la ansiedad, irritabilidad, sudoración… En los casos más extremos pueden llegar incluso a sufrirse temblores o ataques de pánico provocados por la nomofobia. Este concepto se podría incluir dentro del paradigma de la adicción al móvil.
Aunque cada vez sea más popular el uso de la palabra Nomofobia, la realidad es que aún no ha sido reconocido por la OMS como una patología mental. Sin embargo, parece que cada vez más personas se sienten identificadas con lo que representa la Nomofobia.
¿Posibles causas de la Nomofobia?
Por el momento, son pocas las asociaciones que pueden realizarse de forma directa con la Nomofobia. Sin embargo, hay mecanismos fisiológicos que pueden estar influyendo en esta adicción al móvil, como podría ser la Dopamina.
Es un neurotransmisor que entre sus funciones está la de otorgarnos placer, es decir, aparece cuando realizamos ciertas acciones a modo de recompensa, para que las repitamos varias veces y sigamos recibiendo esa sensación (alegría, conexión con otra persona, paz , amor, relajación, disminución de la ansiedad…) que nos provoca un comportamiento concreto. A modo de ejemplo, si una persona consigue distraerse de una dificultad que tiene en el presente, es posible que el cerebro, como herramienta de evasión, le solicite que lo repita.
Esto también puede aparecer cuando se recibe un mensaje de una persona deseada, cuando se reciben likes o me gusta en algunas redes sociales, cuando se habla por videollamada con otra persona… Lo que puede fomentar la repetición del uso del móvil y el miedo producido por la Nomofobia.
Por otro lado, ciertas circunstancias como la falta de aceptación personal, la baja autoestima o la frustración ante la vida real pueden generar que la persona sea más proclive a desarrollar nomofobia. A través de los servicios que ofrecen los smartphones, cualquier persona puede cubrir esas necesidades de una forma inmediata, aunque no sea de la manera más sana.
¿Pueden ser los y las adolescentes más vulnerables a la nomofobia?
Ciertamente, la adolescencia es una etapa evolutiva compleja y con diversidad de conflictos. El cerebro aún se está desarrollando y quedan diversas estructuras por formarse, lo que hace que el adolescente pueda recibir mayor impacto. Por esto, los y las adolescentes suelen estar más expuestos a diferentes riesgos entre los que se pueden encontrar la nomofobia o la adicción al móvil:
- Desarrollo cerebral: El cerebro de los y las adolescentes aún está en crecimiento, especialmente en las áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control de impulsos. Esto los hace más susceptibles a la adicción a las nuevas tecnologías, como los teléfonos móviles.
- Presión social: Los adolescentes se encuentran en una etapa de la vida, en la que la presión social es muy importante. Quieren sentirse aceptados y populares entre sus amistades y grupo de referencia, y a menudo ven el uso del teléfono móvil como una forma de lograrlo. Estar conectados se ha convertido en un ámbito social más del que estar pendientes, lo que puede fomentar ese miedo a la desconexión, a quedarse “fuera”, y por ende, a la nomofobia.
- Búsqueda de identidad: La adolescencia es un periodo de búsqueda de identidad. Estos, utilizan el teléfono móvil como otro medio más para explorar diferentes roles y personalidades a través de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería.
- Necesidad de conexión: Los y las adolescentes tienen una gran necesidad de conexión social. El teléfono móvil les permite estar en contacto con sus amistades y familiares en todo momento, lo que puede ser especialmente importante para quienes se sienten solos o aislados.
¿Cómo afecta la nomofobia a los adolescentes?
La nomofobia puede tener un impacto negativo en la vida de los y las adolescentes en diversas áreas:
- Salud mental: La nomofobia se ha relacionado con síntomas de ansiedad, depresión y baja autoestima. Esto no significa que la nomofobia genere en los adolescentes estas problemáticas, pero sí pueden sentir estrés, irritabilidad y agobio cuando no tienen acceso a su teléfono móvil.
- Rendimiento académico: El uso excesivo del teléfono móvil puede distraer a los y las adolescentes de sus estudios y afectar negativamente su rendimiento académico.
- Relaciones sociales: La nomofobia puede ser un arma de doble filo. Por un lado, el móvil puede convertirse en su piedra angular de socialización y ocurriendo así que no quieran desconectarse de él para no desconectarse de sus amistades cuando no están físicamente juntos.
Por otro lado, los y las adolescentes que sufren nomofobia, pueden aislarse de su entorno al encontrar una vida más fructífera en los contactos que realiza online. Por último, los adolescentes que pasan demasiado tiempo frente a la pantalla pueden tener dificultades para desarrollar habilidades sociales y comunicativas más allá de las palabras. - Salud física: Los adolescentes pueden restar del sueño el tiempo para estar más conectado, lo que puede provocar dolor de cabeza y dificultades de concentración. Por otra parte, mantener la vista fija en la pantalla del móvil durante largos períodos de tiempo también puede generar problemas de visión y molestias cervicales.
¿Qué señales podrían indicar una posible nomofobia o adicción al móvil?
Las señales que podrían mostrar una nomofobia o una adicción a los móviles son:
- Incremento progresivo del uso del teléfono móvil: El tiempo dedicado al teléfono aumenta gradualmente, reemplazando otras actividades importantes como el deporte, los estudios, las relaciones sociales o las aficiones.
- Preocupación excesiva por la batería: Ansiedad por mantener el teléfono cargado en todo momento, incluso llevando cargadores portátiles.
- Irritabilidad y enfado por la falta de acceso al móvil: Reacciones emocionales negativas como irritabilidad, frustración o enfado cuando no se puede usar el teléfono, ya sea por falta de señal, batería baja o simplemente no tenerlo a mano.
- Revisiones constantes del teléfono y sus notificaciones: Necesidad compulsiva de revisar el teléfono con frecuencia, incluso cuando no hay notificaciones pendientes, para ver si hay nuevos mensajes, correos electrónicos o actualizaciones en redes sociales.
- Nerviosismo ante la demora en las respuestas: Inquietud o ansiedad excesiva cuando se espera una respuesta a un mensaje o llamada, especialmente si se retrasa más de lo esperado.
Cuando pueden reconocerse estas señales en un adolescente, es recomendable acudir a una consulta de psicología para que pueda evaluarse la gravedad de la situación y valorar si es una situación de nomofobia, adicción al teléfono móvil, fomo (miedo a perderse algo que otros están disfrutando) o si está relacionado con otro tipo de casuísticas.
¿Qué pueden hacer las familias para ayudar o prevenir la nomofobia?
Los Padres y las madres pueden jugar un papel influyente en la prevención y el tratamiento de la nomofobia en sus hijos e hijas adolescentes. Es por ello que se pueden llevar a cabo algunas acciones para actuar sobre la nomofobia:
- Establecer límites en el uso del teléfono móvil: Fijar reglas claras sobre cuánto tiempo pueden pasar los y las adolescentes usando el teléfono móvil y en qué momentos del día pueden usarlo, puede ayudar a racionar su uso y reducir el riesgo de adicción al móvil y nomofobia.
- Ser ejemplo: Las familias pueden dar ejemplo a sus hijos e hijas sobre lo que se considera un uso adecuado del teléfono móvil. Esto puede realizarse desde la infancia para que crezcan imitando las dinámicas o puede introducirse en la adolescencia como muestra de que los referentes familiares respetan la nueva dinámica y normativa de la casa con respecto al uso del móvil.
- Respetar los momentos de socialización: Las comidas, cenas, así como otros momentos en familia pueden ser un buen lugar para evitar el uso del teléfono. Introducirles en la conversación y hablar de sus temas de interés va a ayudar a que el adolescente quiera participar, al mismo tiempo que se tienden puentes para poder tener conversaciones de confianza en el futuro.
- Realizar actividades alternativas: Dedicar tiempo a otras actividades que no impliquen el uso del teléfono móvil, como practicar deportes, leer o pasar tiempo con amigos y familiares.
- Buscar ayuda profesional: En algunos casos la nomofobia puede vivirse de forma tan intensa que las y los propios adolescentes pueden sentir que no son capaces de controlar el uso del teléfono móvil por sí mismos. Es importante que, en estos casos, se busque ayuda de un psicólogo especializado en adolescentes para que pueda ayudar a su hijo o hija a construir las herramientas emocionales necesarias.
Es posible que si has leído este artículo, te preocupe el uso del teléfono móvil que realiza tu hijo o hija adolescente. Probablemente ya hayas realizado varios intentos de regular su uso pero la situación generada ha sido muy difícil de sostener.
Finalmente hemos de entender que la nomofobia y la adicción al móvil son circunstancias que se pueden intervenir y ayudar a los adolescentes hacia esa vida sana y próspera deseamos.
Si tu hijo o hija se siente ansioso cuando no tiene su teléfono móvil en la mano, le incomoda no poder revisar sus redes sociales o mensajería instantánea constantemente, se enfada excesivamente cuando no tiene conexión o se pone muy nervioso cuando alguien no le contesta a un mensaje, te animo a que te pongas en contacto con nosotros y podamos trabajar conjuntamente para ayudar a su hijo o hija.